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jueves, 21 de noviembre de 2013

Charlie Cox: Tengo un vínculo especial con San Josemaría

¿Conocía el Opus Dei y a Escrivá de Balaguer antes del rodaje?
No. Sólo había oído el nombre asociado a El código Da Vinci, y en cuanto a Josemaría… ni siquiera me sonaba, era totalmente desconocido para mí.

Y ¿qué le movió a aceptar este proyecto?
Me pareció muy interesante. Como decía antes, no tenía ninguna opinión sobre el Opus Dei ni sobre Josemaría. El guión mostraba a Josemaría Escrivá de una forma positiva y, sin embargo, yo me encontré con muchas personas que tenían unas reacciones muy fuertes contra el Opus Dei. Estoy hablando de familiares y amigos que

me advertían: «Ten cuidado con esa gente», pero luego no me daban argumentos convincentes. Esto me causó cierta curiosidad: ¿por qué tanta gente tenía ideas preconcebidas sobre esta institución? y decidí investigar, descubrir por mí mismo y con mente abierta qué era aquello; quería tener mi propia opinión y para eso leí mucho, conocí a gente, fui a varios centros del Opus Dei… y descubrí que muchas de las cosas que había escuchado eran, o falsas, o exageradas. Mi experiencia hasta el momento ha sido totalmente positiva.

¿Qué es lo que más le llamó la atención de su personaje?
Una persona que le había conocido me dijo: «Espero que puedas encontrar su fuerza, su energía ». Aquella frase se convirtió en la base de mi interpretación. Josemaría era una persona con una gran capacidad de amar a la gente y, al mismo tiempo, tremendamente auténtica. En los vídeos que vi, comprobé que no tenía ningún reparo en decir lo que pensaba sobre cómo debe vivir un cristiano.

Foto: lujanenlinea.com.ar

El ambiente del rodaje de esta película –un drama con tintes religiosos– supongo que será distinto al de una comedia…
Sí, por supuesto que sí. Todas las películas son para entretener, sin embargo hay algunas que tienen una importancia, una profundidad mayor y creo que Encontrarás dragones es una de ellas. Personalmente durante el rodaje sentí una gran responsabilidad. Muchas veces miraba una fotografía de la ceremonia de canonización de San Josemaría en la plaza del Vaticano, ocupada por casi medio millón de personas, y sentía el peso de interpretar a alguien importante y que quería representar de forma adecuada. Era todo un reto para mí.

Como en el caso de ‘La misión’ –donde ayudó como consultor de algunos temas un jesuita– en el rodaje había un sacerdote del Opus Dei, ¿no resultaba esta presencia intimidante?
Ja, ja. Confieso que cuando fui a conocer a Roma a father John Wauck estaba intimidado. Me esperaba a un hombre duro, rígido, alguien que incluso podía dar miedo. Lo que tengo ahora es una gran amistad con uno de los hombres con mente más abierta que he conocido en mi vida. Sí, todos los actores enseguida nos olvidamos de que era un cura el que estaba ahí sentado con nosotros y a veces las conversaciones eran poco apropiadas. Yo le echaba un vistazo a father John, después de que alguien hubiera dicho alguna cosa que podría ofender un poco, y veía que él se reía más que ninguno. Es un hombre estupendo.


Después de esta película, ¿le reza a San Josemaría?
Sí. Me da la impresión de que ahora tengo un vínculo especial con él. Ayer mismo, antes de salir del hotel, miré su estampa, le observé… y le dije algunas palabras. Creo que me ayudará.

Uno de sus compañeros de rodaje, Wes Bentley, afirmaba que la fama es un dragón peligroso para los actores jóvenes: ¿cómo se puede combatir?
Alguien me dijo una vez: «Un actor debería tener una carrera extraordinaria y una vida ordinaria». Yo he tenido suerte porque mi trayectoria ha sido relativamente lenta y lucho para tener una vida de hogar, para volver siempre a las raíces, a la familia, a los viejos amigos… Si te hacen fotos saliendo de madrugada de los clubes, de las discotecas, pues ya estás en líos.

¿Cómo ha sido la experiencia de rodar con Roland Joffé?
Maravillosa. Roland es el director de actores en el sentido más puro de la palabra. Protege tanto el proceso creativo de cada uno que para un actor que rueda con él cada día es un sueño.

Y hablando de sueños ¿cuál es el suyo cómo actor?
Te contaré primero mi pesadilla —mis dragones—, me da miedo pensar que a lo mejor un día tengo que dejar lo que estoy haciendo y que me gusta tanto. Mi sueño es simplemente poder seguir actuando, así me siento el hombre más afortunado del mundo.

Fuente: El Mundo

miércoles, 18 de mayo de 2011

There Be Dragons According to the Critics: Here Come the Adjectives!

Fr. John Wauck


Ah, where would we be without film critics? Now that the reviews are in, we know that There Be Dragons is epic, enthralling, entertaining, calamitous, compelling, strange, moving, powerful, refreshing and… buffed! And Charlie Cox, as St. Josemaría, is surprising and amazing. I don’t think I’ve ever read as many movie reviews as I’ve read in the last week. Just to save you the trouble, here are some of the more entertaining highlights. Actually, some of these comments are pretty astute.

“Powerful in the way Steven Spielberg’s epics are powerful.” – Aubrey Malone, The Irish Catholic

“This enthralling movie… includes several powerful gut-punches.” Mike Saulters, Slackerwood blog

“Demonstrat[es] an increasingly rare sense of scope and pageantry best served by the bigscreen.” – Peter Debruge, Variety

“The Battle of Madrid, rumbling across the screen, evokes a visceral response, and scenes of the Republican guerrillas being mowed down by low-swooping fascist air power give you that roller-coaster kick.” – Stephen Holden, New York Times

“Captures the beauty amid the brutality of war without forgetting that it is the individual stories of those on the ground that matter.” – Betsy Sharkey, LATimes

There Be Dragons […] had a pretty decent budget at around $36 million, but feels more like a $100 million movie. The sets are large and well thought out and the film is actually a great period piece of a 1930s civil war torn Spain.” – Tom Clocker, Baltimore Movie Examiner

“It sounds like an old-fashioned movie and it is, the kind they don’t make anymore, with the sweep and character development of a novel, and a richly textured production design that belies its low budget…. as hagiographies go, There Be Dragons is enthralling.” – Ann Lewinson, Hardford Advocate

“As Escriva, the English actor Charlie Cox acquits himself surprisingly well. You think it’s hard being a saint? Try playing one.” – Mark Feeney, Boston Globe

“Charlie Cox… does an amazing job as Josemaria” – Kevin, Reviews St. Louis

“Like The Mission, it’s about a priest and a soldier, and if their relationship seems forced, when a movie is this entertaining it really doesn’t matter….” – Ann Lewinson, Hardford Advocate

Dragons is a quite strange movie.” – Mark Feeney, Boston Globe

“Extremely refreshing to see the Catholic faith represented as something that inspires generosity, courage, manliness, and heroism” – Simcha Fisher, Catholic blogger

There Be Dragons has class written all over it… the epic, hand-oiled sheen of a Major Motion Picture…. There Be Dragons is like fine wine…. It’s got it all, wrapped in a handsome package by two-time Oscar-nominated British writer-director Roland Joffe (The Killing Fields and The Mission) and buffed to a fare-thee-well.” – Michael O’Sullivan, Washington Post

“Calamitous” – Stephen Holden, New York Times

“Set against the backdrop of the 1930s Spanish Civil War, There Be Dragons is a sweeping tale of saints and sinners and the thin line separating them. Written and directed by Oscar nominee Roland Joffe (The Killing Fields), it’s also a philosophical meditation disguised as a dramatic film.” – Rick Warner, Bloomberg

“It is good to see a director as talented as Roland Joffé return.” – Joe Hodes

“Luminous and thought-provoking…. a very unique movie – one that they don’t make much anymore.” Jarett Wieselman, NY Post

“It’s been a while since I’ve seen what I would call a traditional epic, and this film takes many cues from other classical epics, including the look, the stories, and the types of characters that feel quite familiar.  There are many things going on here–action, romance, betrayal, and an exploration on the theme of forgiveness, which I found the film drove home quite effectively.” Win Kang, Orange County Movie Examiner

“The film’s inherent complexity blooms into a compelling cinematic vision. As with his previous films The Killing Fields and The Mission, Joffé is using the techniques of the historical epic to explore matters of the heart and soul.” – Glenn McDonald, NewsObserver

There Be Dragons is a moving parable about forgiveness.” – Juan Manuel de Prada, Capital

“Builds to a satisfying emotional payoff between sinner and saint.” Peter Debruge, Variety

lunes, 9 de mayo de 2011

How Do You Solve A Problem Like St. Josemaria?

Cathleen Falsani
The Huffington Post

For most filmgoers, the words "Opus Dei" typically conjure up images of self-flagellating, hair-shirt clad fanatics slinking through the darkened streets of Paris on a mission to keep the supposed burial place of Mary Magdalene a secret.

And for that you can thank Dan Brown and "The Da Vinci Code."

Brown's blockbuster novel and film cast Opus Dei as villainous, clandestine, powerful and nefarious. Its followers are portrayed as mindless disciples, the keepers of secrets and corrupt manipulators of history.

So when Oscar-nominated director Roland Joffe ("The Mission") set out to make a film about Opus Dei founder St. Josemaria Escriva, his first task was to craft a historically accurate yet accessible film that wouldn't repel audiences.

His film, "There Be Dragons," is an epic period piece set during the Spanish Civil War that tells part of Escriva's back story. But instead of focusing on the would-be saint, the film casts him in a supporting role.

Rather than a pious biopic of a somewhat obscure religious figure, Joffe's film is much more of a psycho-spiritual study of relationships between fathers and sons -- both human and divine.

If Joffe painted a picture of Escriva that focused too much on his piety, the authenticity of his humanity could be lost. Yet if Escriva were depicted as perhaps "too" human, it might have been dismissed as yet another Da Vinci-esque assault on Catholicism.

The film's title is derived from an old Latin expression, Hic sunt dragones or "Here be dragons" -- once commonly used by cartographers to indicate unexplored locations on maps.

Joffe, a self-described "wobbly agnostic," sailed into uncharted territory when he set about making a movie that's as much about sinners as it is about saints.

In Joffe's at times uneasy cinematic marriage of a historical epic and an intimate character study, the audience does come away with a message. But it's about human frailty and divine grace, not piety or religious zeal.

The film's protagonist is the antihero Manolo Torres, a fictitious childhood friend of Escriva, whose story is woven with Escriva's throughout their lives. The two start out more or less on even ground as children in pre-war Spain.

Escriva's father, a tender and pious man, owns a chocolate factory before losing his business and going bankrupt. The family clings to a simple faith through the death of several children and the bankruptcy of his business. The first mass Escriva celebrates as a priest is for his father's funeral.

Torres' father also owns a factory, albeit a far more successful one, and is a far less gracious soul than the elder Escriva. The elder Torres is judgmental, violent and given to fits of rage. While Escriva's father serves God and family, Torres' father worships mammon and considers his workers to be "scum."

"My dad had more money, more cars, more houses, but Josemaria had more dad," Manolo Torres says in a voiceover early on in the film. "A seed of envy began to grow in me. In a child's heart many seeds are planted. You never know quite what will grow."

Both young men end up in the Catholic seminary -- a short-lived career move for Torres, but a holy vocation for Escriva. That's where their paths diverge, only to be brought together time and again by the unfolding of history.

Neither Torres nor Escriva is depicted as fully saint or sinner. Escriva, in particular, is portrayed as a man whose heart belonged to God but whose feet were firmly planted on earth. He possesses an immovable faith and steady moral compass. He also has a temper, a great sense of humor, and ample joie de vivre.

Today Opus Dei (Latin for "work of God") has some 90,000 members worldwide -- most of them lay people -- who have embraced Escriva's notion that everyone has the potential to be used by God for good, and that everything can be a vessel for the holy.

"Jesus spent most of his life working in a shop in Nazareth," he says in the film. "God's world is so full of goodness. If we do them for love, each daily task can give him glory."

Joffe originally turned down the film, but changed his mind after watching a video where a young Jewish girl told Escriva that her desire to become a Catholic was causing problems with her parents.

Instead of encouraging her conversion, Escriva advised the girl to honor her parents and told her not to convert. Joffe says he found the incident so impressively "open-minded" that he agreed to direct the film.

The emotional energy that propels the film comes from Torres and his relationship with his son, Richard (sic), and his mother, Ildiko. In the film, Richard (sic) is working on a book about the late Escriva well before he was declared a saint by Pope John Paul II in 2002.

In "There Be Dragons" it is the tormented, complicated Torres, not Escriva, who is the keeper of monumental secrets. His sins as a young man -- and they are both legion and epic -- lead to a life of isolation and desperation.

How his story ends is a testament to the power of redemption.Because, as the film reminds the audience, "every saint has a past and every sinner has a future."

martes, 29 de marzo de 2011

Encontrarás Dragones

Francisco Correal (diariodesevilla.es)
DETRÁS de mí se sentó Federico Casado Reina, crítico de cine, que lleva el séptimo arte en los genes de su segundo apellido, acompañado por Yolanda, su esposa. Le conté que la víspera vi a Manolo Grosso, que se disponía a entrar en el cine. Manolo va al cine todos los días. Yo le comenté que iba todos los años. Una exageración próxima a la realidad por mis obligaciones laborales y familiares, que además no se ve mitigada por otros medios más o menos furtivos. Yo no me descargo películas porque no sé cómo diablos se hace. Además de porque me parece una desfachatez. Pero no sé qué fue primero, de la misma forma que no tengo muy claro si no fumo porros porque no me gusta o porque nunca fui capaz de liarme uno. La ética de la inepcia, pariente cercana del elogio de la pereza enunciado por Paul Lafargue, yerno de Carlos Marx.

Se apagaron las luces y empezó la película. Este año he tenido suerte. He visto una gran película. Fui con mi madre al preestreno en versión original de Encontrarás dragones. Escrivá de Balaguer y la guerra civil en una misma película. En el año en el que se cumplen tres cuartos de siglo del inicio de la fratricida contienda. Mi madre tenía dos años y medio cuando estalló la guerra. Su padre, mi abuelo Andrés, combatió en un bando y su hermano Augusto en el contrario. Roland Joffé, el director (Los gritos del silencio, La Misión) es agnóstico e inglés de Birmingham. Lo más probable es que sea hincha del Aston Villa. Nadie como algunos británicos han sabido adentrarse en las entrañas de la historia de España: John Elliot, Raymond Carr, Stanley G. Payne, Hugh Thomas, Paul Preston, Geoffrey Parker. La película de Joffé va en esa línea. Premiado por su epopeya del Vietnam, entra en un drama en el que los españoles hicieron de americanos y de vietnamitas a la vez.

Es una película sobre la santidad. Qué antigualla, dirá alguien. En las guerras, los malos son peores; los buenos, mucho mejores. Escrivá de Balaguer también tuvo que cruzar el Pirineo, lo mismo que Antonio Machado. En la hermosa exposición de la que es comisario, Pablo del Barco deja bien claro que no hubo dos Machados, el bueno y el malo. El que se fue y el que se quedó. Voy poco al cine, pero las escenas de guerra son deudoras del Lewis Milestone de Sin novedad en el frente en esta historia de Manolo y Josemaría, esos dos niños que crecen en Barbastro en una fábrica de chocolate menos idílica que la de Johnny Depp. Joffé nos deja una película emotiva y emocionante: una apología del perdón. Que me traslada a mi frase favorita del cine, la que protagoniza un personaje de El gran combate, el fresco cheyenne de John Ford: "Hay hombres peores que la guerra". Son los dragones.
Diario de Sevilla

lunes, 28 de marzo de 2011

«Encontrarás dragones»: Buscando la libertad

“Encontrarás dragones” es una película entretenida y bien realizada, con interpretaciones correctas. Una propuesta con equilibrio y honestidad en la que el director Roland Joffé vuelve al drama de redención y reconciliación.

Dos amigos y una guerra civil, un padre encadenado al pasado por el odio y otro que enseñó a su hijo a perdonar para ser libre. Es la España de 1936, y a ella regresa Robert en su investigación para escribir un libro sobre el fundador del Opus Dei. Pronto descubre que entre este y su padre Manolo —con el que no se habla desde hace años— había una amistad desde la infancia, enturbiada después por bombas y odios, por traiciones y rencores, auténticos dragones que la vida les tenía deparados: Manolo se encerró en su orgullo y dolor, Josemaría eludió las diferencias y buscó a las personas. En ese marco bélico y con una mirada humanista, “Encontrarás dragones” (ver tráiler) nos ofrece toda la épica que conlleva una guerra y también un puñado de profundos e intensos sentimientos.

Sin prejuicios políticos, ideológicos ni religiosos. Así hay que ver esta película de Roland Joffé, en la línea de lo que nos ofreció en “Los gritos del silencio” (1984) y “La misión” (1986). Un relato de héroes obligados a tomar postura en un conflicto pero con idénticos ideales patrióticos, y un drama íntimo en el que algunos han vivido hasta hoy con heridas que es preciso cicatrizar. El perdón frente al odio y el espíritu de reconciliación para aplacar la venganza: ese es el camino que Joffé nos muestra a partir de esta semblanza de San Josemaría construida al estilo americano con todo su efectismo, ya desde su envolvente banda sonora. La propuesta llega con equilibrio y honestidad, y se resaltan tanto los ideales y valentía del anarquista Oriol como la mansedumbre y lealtad de Escrivá de Balaguer. Incluso se da una segunda oportunidad a un traidor sin libertad interior al que su hijo trata de rescatar de la oscuridad.

Al buscar resaltar la fuerza del perdón, el director no duda en destacar el ánimo del joven sacerdote y en contraponerlo a la actitud enconada de Manolo, porque en ese contraste encuentra la ficción su punto de apoyo, sin caer en lo panfletario. Hay vida, autenticidad en las palabras y motivaciones de los personajes. Y eso el espectador lo percibe para situarse a su lado y alejarse de las ideologías. Aunque no faltan las emociones —con la escena del judío o la agonía de Manolo como lo más entrañable—, la brillantez llega con su cuidado diseño de producción y vestuario —hay cuatro profesionales con Oscar® al frente— para ambientar una época convulsa y compleja. Idealismos, celos y pasiones encendidas, ánimos de revancha y temores a la denuncia, atropellos personales en ambos bandos y asaltos de iglesias. Todo se encuentra en esta cinta que se olvida de partidismos y que apuesta por el retrato humanista.

Joffé ha conseguido una película entretenida y bien realizada, aunque el guión hace que arranque con cierta lentitud porque los flashes biográficos parecen deslavazados en su intento de dar demasiada información. Mayor intensidad tiene la trama de Robert que la de Manolo en su juventud o la del propio Josemaría, cuya figura quizá exigiese un punto más de energía. Junto a la cuidada puesta en escena y ambientación de época —desde la chocolatería hasta los frentes de batalla—, es justo hablar de unas interpretaciones correctas en las que Charlie Cox, Wes Bentley, Olga Kurylenko o Dougray Scott ceden el protagonismo a sus personajes, y con Unax Ugalde que destaca entre los secundarios españoles. Joffé ha regresado con un drama de redención desde lo más humano, con personajes que buscan la libertad con la bandera o el fusil, pero también con el perdón y la reconciliación

Fuente: LaButaca.net, revista de cine online

viernes, 25 de marzo de 2011

Roma aplaude la película sobre la Guerra Civil y San Josemaría Escrivá

“Encontrarás dragones”, recoge comentarios positivos de representantes de Iglesia y la cultura


CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 24 marzo 2010 (ZENIT.org).- La película "Encontrarás dragones", drama histórico ambientado en la guerra civil española, en el que san Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975) tiene un papel protagonista, ha recibido el aplauso en Roma de representantes de la Iglesia y la cultura.

El 21 de marzo tuvo lugar una proyección en el Colegio Pontificio de América del Norte, en la que, además del director, Roland Joffé, participó el obispo Javier Echevarría, prelado del Opus Dei, sucesor de san Josemaría.

"Me ha gustado verla como un homenaje a tantos miles de sacerdotes de hace muchos años, pero también los actuales, que gastan su vida con alegría en servicio de las almas, en servicio de la sociedad", ha declarado monseñor Echevarría tras la proyección.

Estreno

La película, que se estrena en los cines de España este 25 de marzo y en los de Estados Unidos en mayo, evoca los años de juventud del fundador del Opus Dei (Charlie Cox) y su actitud ante la guerra.
Robert (Dougray Scott) es un periodista que, al investigar la figura del fundador de "la Obra" para escribir un amplio reportaje, descubre que su padre, Manolo (Wes Bentley), con quien no tiene ninguna relación desde hace ocho años, fue amigo de Escrivá durante su niñez.

A partir de ese momento, la trama lleva al periodista, y con él al público, a descubrir sorpresas inimaginables que cambiarán para siempre su vida.

"Una película que hace finalmente la justicia"

La escritora italiana Susana Tamaro, autora de la novela "Donde el corazón te lleve" ("Và dove ti porta il cuore"), traducida a más de 35 idiomas, considera que el filme está "muy bien dirigido y es muy eficaz desde el punto de vista dramatúrgico".

"La decisión de narrar la historia siguiendo vicisitudes opuestos de dos amigos de infancia permite destacar la importancia de la libertad que Dios nos ha dado para aumentar el mal en el mundo o tratar de que disminuya", añade Tamaro, que ha estudiado cinematografía y ha ejercido de documentalista científica.

"La película hace finalmente justicia a la figura del joven Josemaría, mostrando con gran eficacia su naturaleza, desde la infancia, totalmente orientada hacia el bien, el amor y el perdón. Estoy segura de que esta película podría hacer mucho bien a las nuevas generaciones, huérfanas de figuras dignas de ser admiradas, e imitadas", ha explicado.

Reflejo del carácter de Josemaría

Por su parte, el cardenal Julián Herranz Casado, presidente emérito del Consejo Pontificio para la Interpretación de los Textos Legislativos, quien convivió con san Josemaría durante veintidós años en Roma, hasta 1975, confiesa: "Me ha gustado mucho y creo que refleja muy bien el carácter de san Josemaría. Aquí aparece joven, pero es que fue joven hasta el segundo después de morir".

"El mensaje de la película, aparte de lo que supone de comprender lo que era la palabra y la vida del fundador del Opus Dei, es un mensaje muy actual, porque habla de lo que es necesario para que haya verdadera paz, que es saber convivir, perdonar, porque esto es necesario", añade el purpurado.

"Toda convivencia desde el matrimonio hasta las grandes convivencias humanas se hacen a base de saber perdonar, de saber comprender que existen defectos que hay que disculpar y poner una sobre carga de calor humano y de sentido sobre natural que es lo que permite llegar lejos", aclara el cardenal Herranz.

Ennio Morricone, quien puso la inolvidable banda sonora a la famosa película de hace 25 años del mismo director británico, "La misión", afirma: "Con esta película, Roland Joffé confirma su talento, su grandeza de director profundo, intenso, de altísima calidad. En esta película, confirma lo que siempre ha sido: un gran director".
Viejos amigos

El cardenal Giovanni Cheli, presidente emérito del Consejo Pontificio para los Emigrantes y los Itinerantes, a sus casi 90 años, reconoce que en la película "se ve bastante de lo que era el espíritu de san Josemaría Escrivá".

"Un carácter fuerte, éramos muy, muy amigos, y cuando yo venía a Roma siempre me invitaba a viale Bruno Buozzi a almorzar con él, me quería mucho, y espero que me quiera también ahora que lo necesito", concluye el purpurado italiano.

En la presentación, Joffé, conocido como agnóstico y de izquierdas, subrayó que "Encontrarás dragones" es una película sobre creyentes y no creyentes.

Y confesó que la frase de Josemaría que más le ha impresionado es la siguiente: "todos somos santos en potencia", es decir, capaces de vencer a nuestros dragones: el odio o el deseo de venganza...

Por Jesús Colina